Cuando el talento se manifiesta en forma tan espectacular e incomparable, faltan las palabras.

Tal vez es por eso que cada actuación de la espectacular gimnasta estadounidense Simone Biles no es sólo aguardada con enorme expectativa sino festejada con una admiración y estupor que raya en la incredulidad.

Y es que Biles, con sus 19 años, 1,45 metros y 47 kilos, ha revolucionado el mundo de la gimnasia artística.

Lo que hace notable a Biles no es sólo su potencia física, sino la forma en que superó su infancia difícil marcada por una madre drogadicta.

«Me pregunto si mi madre biológica se arrepiente»

Biles tenía sólo tres años cuando los servicios sociales de Columbus, Ohio, tuvieron que intervenir para rescatar a cuatro hijos de Shanon Biles, que estaba inmersa en la droga y el alcoholismo. Las autoridades quitaron a la madre la custodia de sus niños.

El padre de Shanon, Ronald Biles y su segunda mujer, Nellie, se quedaron con las niñas menores, Simone y Adria.

Los hermanos mayores fueron a vivir con la hermana de Ronald.

Los abuelos de Simone adoptaron posteriormente a las niñas y es a Nellie a quien llama «mamá».

La gimnasta sigue en contacto con su madre biológica y es capaz de hablar hoy en forma distendida de su infancia.

«Cuando era más pequeña me preguntaba qué habría sido de mi vida si no hubiese pasado nada de esto. A veces todavía me pregunto si mi madre biológica se arrepiente y querría haber hecho las cosas de manera diferente, pero evito plantearme estas preguntas porque no las tengo que responder yo», dijo la gimnasta a medios estadounidenses.

«32 horas por semana»

Nellie recuerda que Simone siempre fue una niña «a la que le gustaba constantemente saltar y rebotar», y relató cómo fue su primer contacto con la gimnasia.

Un viaje escolar se había cancelado debido al mal tiempo y el colegio decidió en cambio visitar un centro de gimnasia artística.

Simone, con sólo 6 años, mostró espontáneamente algunas piruetas y los instructores quedaron tan impresionados que la niña «volvió a casa con una nota para los padres que decía, ¿han pensado alguna vez en inscribir a su hija en un instituto de gimnasia?».

Dos años más tarde fue descubierta por Aimee Borman, su entrenadora hasta el día de hoy.

«Un día decidió que sería una gran gimnasta y desde entonces lo ha hecho todo para lograrlo», dijo Borman a la revista Time.

En su adolescencia no hubo actividades extracurriculares o fiesta de gradución.

En 2012, Simone decidió que en lugar de ir al liceo estudiaría en casa, lo que le permitió aumentar su entrenamiento de 20 a 32 horas a la semana. Un año después ganó su primer título mundial en programa completo.

Pura potencia

El físico de Biles es notablemente diferente al de la célebre Nadia Comaneci, la gimnasta rumana que logró el primer puntaje 10 de la historia por sus ejercicios perfectos en las Olimpiadas de Montreal en 1976.

Las rutinas de Comaneci con sus músculos largos y finos y sus movimentos en puntas demostraban un estilo casi de ballet.

Biles, en cambio, es pura potencia.

«Tiene una potencia descomunal, impresionante para el tamaño que tiene», señaló Ana Ordóñez, entrenadora de gimnasia olímpica femenina y masculina en el club FlipFlap en Zaragoza, España.

Potencia quiere decir «fuerza con velocidad, fuerza explosiva», apuntó.

«Las acrobacias de Simone, sus rutinas, son muy rápidas».

El ser tan baja puede ser una ventaja en algunos eventos, por tener el centro de gravedad más cerca del suelo.

«Pero en otros aparatos le dificulta el ser tan bajita. Por ejemplo, en el salto de caballo tiene que saltar a la misma altura que sus compañeras con menos estatura, pero su potencia hace que consiga un salto espectacular cayendo a muchísima distancia del caballo, algo que es muy difícil para una gimnasta de tan poca talla», explicó Ordóñez.

«Tiene además mucha flexibilidad, combinar flexibilidad y fuerza es muy difícil.Y tiene una seguridad en todos los aterrizajes que llama mucho la atención».

Músculos de fibra corta

Algunos medios señalan una característica innata en la gimnasta. Sus cuádriceps y sus gemelos tienen un porcentaje elevado de fibras musculares del tipo IIb, un tipo fibras de contracción rápida.

Su entrenadora también dijo a la prensa estadounidense que la gimnasta tiene una orientación espacio temporal excepcional.

«Eso es algo innato y es sorprendente comprobarlo entrenamiento tras entrenamiento. Tienes la sensación de que, pese a estar dando vueltas, ella siempre sabe dónde está y cómo y cuando va a caer», afirmó Borman.

«El Biles»

Pero ninguna ventaja innata habría definido la vida de Biles sin su determinación y miles de repeticiones.

Desde que se incorporó la «dificultad» de los ejercicios como una de las categorías para sumar puntajes, los gimnastas han optado por rutinas cada vez más arriesgadas.

Hay un salto, que Biles mostró por primera vez en 2013, que se ha convertido en su marca personal e incluso lleva su nombre.

«El Biles» es «un doble salto mortal o dos vueltas con el cuerpo en plancha, es decir completamente extendido. Pero en la última vuelta, antes de terminar su segundo mortal, ella hace un giro en otro eje, como si estuviéramos de pie y giráramos hacia la derecha o izquierda, entonces ella combina dos ejes de rotación», explicó a BBC Mundo Ana Ordóñez.

Un mortal es dar una vuelta en el aire y caer de pie, aclaró la entrenadora española.

«El doble mortal con el cuerpo extendido es muy difícil porque tienes que coger mucha altura y ella además le mete más dificultad porque al hacer en el segundo mortal una rotación, en lugar de caer mirando al suelo cae mirando hacia adelante, entonces el suelo apenas lo ve», agregó.

«Son mas fáciles los mortales hacia atrás que hacia adelante. Cuando la vuelta es hacia adelante es más difícil ver el suelo».

«Sonriente»

Biles podría lograr ahora lo que ni Nadia Comaneci (tres oros, una plata y un bronce en Montreal 76), ni Larisa Latynina, (cuatro oros, una plata y un bronce en Melbourne 56), han conseguido.

Pero aún si Simone Biles no conquista en Rio 2016 los cinco oros esperados, la estrella del equipo estadounidense, con su capacidad de superación, su potencia y su eterna sonrisa, ya mostró ser una reina indiscutida de la gimnasia artística.

«A mí lo que más me gusta de ella es como la ves disfrutar de la gimnasia porque la vez sonriente», dijo Ordóñez a BBC Mundo.

«Una de las cosas que se ha potenciado con estas Olimpiadas es que las gimnastas tengan ese rostro expresivo porque si no parecían robots».

«Ves a otras gimnastas superserias. Simone la ves y transmite esa pasión por la gimnasia, disfruta y encima no falla, por lo que disfrutas con ella».

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