Decálogo de la violencia: señales de riesgo que permiten prevenir feminicidios

El “Decálogo de la violencia” se presenta como la herramienta para “salvar vidas”, en marco de la Estrategia Integral para la Protección de la Familia, recientemente lanzada. El gobierno nacional insta a la ciudadanía a utilizarla para actuar a tiempo y prevenir nuevos casos de feminicidio. Permite identificar las señales de violencia progresiva que sufren muchas mujeres en sus relaciones de parejas.

El “Decálogo de la violencia” contiene señales de riesgo de feminicidios identificadas a través del análisis de 270 casos de feminicidio ocurridos en Paraguay. Aborda situaciones de control, aislamiento y desvalorización que, si no se paran a tiempo, posiblemente desembocarán en nuevos casos de muerte de mujeres en mano de sus parejas.

En el decálogo inicia con la primera denuncia de violencia radicada ante autoridades policiales, judiciales u otros, lo cual ofrece una clara señal de que será necesario dar seguimiento a la situación de la mujer víctima. El segundo llamado de atención son los celos excesivos que sufre por parte de su pareja, quien la contrala, solicita su ubicación, exige videollamadas, acceso al celular, inspección del cuerpo y efectos personales, prohibiciones, entre otros.

El riesgo de feminicidio asciende cuando existe una segunda denuncia, y especialmente si el agresor abusa del alcohol o de drogas. La etapa de mayor peligrosidad se inicia cuando la mujer se ha separado recientemente del agresor o inicia una nueva relación. A partir de allí, el riesgo aumenta si el hombre tiene antecedentes de violencia física o psicológica, denunciadas o no; o si cuenta con antecedentes de robos, asalto u homicidio y otros delitos, incluyendo la insubordinación, y baja deshonra.

Las señales de mayor riesgo de feminicidio se dan cuando el hombre rechaza terminar la relación y desacata orden de alejamiento o exclusión, lo cual empeora si usualmente porta armas (de fuego o blanca). En el más alto nivel de violencia existen amenazas de muerte, ya sea en el presente o en el pasado, lo cual constituye un hecho punible de coacción grave.

La muerte por violencia de una mujer en su propio hogar, en manos de su pareja, es resultado de un proceso de violencia progresiva. Por este motivo, la Estrategia Integral para la Protección de la Familia insta al involucramiento de todos los sectores de la sociedad para prevenir nuevos casos de feminicidio. “No minimicemos la violencia familiar”, es la consigna de la campaña de gobierno, que apunta a centralizar las denunciar llamando al 911.