Todo lo que haga o deje de hacer en esta Copa América el seleccionador de Estados Unidos, el alemán Jürgen Klinsmann, se explicará por un objetivo: estar en el Mundial de 2018. Es una cuestión de vida o muerte, no ya para su prestigio profesional, sino para el despegue definitivo de la afición a este deporte en EE UU. Faltar en el Mundial de Rusia sería un paso atrás de décadas para el fútbol estadounidense. Por eso, Klinsmann va a probar en la Copa América a aquellos que van a tomar el relevo de la selección que llegó a cuartos en 2014. Según ha declarado, esta es la selección que elegiría si el Mundial fuera mañana.

Con ese escenario, el anfitrión lleva al torneo una selección partida generacionalmente, llena de veteranos que no van a llegar a ese Mundial y de jóvenes que aún no lideran el equipo. La línea más interesante de esta selección es el ataque, donde derrocha juventud. Los delanteros Gyasi Zardes (LA Galaxy, 24 años) y Bobby Wood (Hamburgo, 23 años) llegan en buen momento de forma y son ya relevos naturales de los veteranos Clint Dempsey y Chris Wondolowski, 10 años mayores que ellos.

Pero hay otro nombre al que los aficionados quieren ver brillar. Christian Pulisic(Borussia Dortmund) ya ha hecho historia al debutar con la selección absoluta con solo 17 años y es el jugador más joven en marcar un gol, el pasado sábado ante Bolivia en un amistoso de calentamiento. Puede ser un relevo poderoso de segundas partes, si es que no se consagra como titular en este torneo. Nadie en este equipo genera más expectación que este chaval.

El pasado 25 de mayo, Klinsmann aseguró que su objetivo es estar en las semifinales: “Los jugadores están motivados para dar el salto de calidad que es necesario demostrar en un evento como este”. Se trata de un reto importante. A pesar del buen papel en Brasil, la selección decepcionó en la Copa Oro del año pasado y no ha empezado bien la clasificación para el Mundial. Además debuta en el grupo difícil, con dos de cuartofinalistas del último Mundial como Colombia y Costa Rica. Número 29 del mundo en la clasificación de la FIFA, la selección de Estados Unidos tiene el enorme reto de enganchar a los aficionados, consolidar qué equipo quiere para el futuro y además abrirse camino en un torneo en el que van a jugar cinco de las 10 mejores selecciones del mundo.