
Como era de esperarse, el presidente norteamericano Donald Trump no ahorró críticas en su discurso de casi una hora, que marcó el inicio la 80.ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, una de las más polarizadas de su historia, y donde sufrió dos incidentes “casuales”. Con 193 países representados, y en el marco de los conflictos Rusia-Ucrania y Gaza-Israel, la sesión volvió a plantear las reales capacidades de la ONU para influir en las guerras y tensiones del mundo.
“He puesto fin a siete guerras hablando con los líderes de cada uno de esos países y, tristemente, nunca recibí siquiera una llamada de las Naciones Unidas ofreciendo ayuda y facilitando acuerdos”, dijo Donald Trump en su discurso inaugural. El presidente norteamericano sufrió dos incidentes en la misma sede de la ONU antes de subir al podio, donde acusó a la organización de no haber apoyado jamás ninguna de las negociaciones del presidente norteamericano que dieron fin a siete conflictos bélicos internacionales.
“Todo lo que he recibido de las Naciones Unidas es una escalera mecánica que paró –abruptamente– justo a mitad del trayecto, mientras subía. Si la primera dama no hubiera estado en buena forma se habría se hubiera caído, pero tiene un gran estado físico, ambos lo tenemos”, dijo sonriendo el presidente, haciendo alusión a la lesión que pudo haber sufrido en su camino a la sesión de la Asamblea General. “Y luego el teleprompter que no funcionó. Estas son las dos cosas que recibí hasta ahora de las Naciones Unidas: una escalera y un teleprotmpter que no funcionan”, señaló.
“Mientras estaba ocupado en salvar miles de vidas, me di cuenta de que las Naciones Unidas no estaban allí para ayudarnos. Llegaron luego de los hechos, no durante las negociaciones, las cuales no fueron fáciles. Eso lleva a la pregunta: ¿Cuál es el propósito de las Naciones Unidas, con el un tremendo potencial que tienen?”, cuestionó a la audiencia. “Siempre lo he dicho, tienen un tremendo potencial”, aseguró el jefe de Estado norteamericano.
La ONU camino a una nueva configuración
De acuerdo a la agencia italiana Ansa, la semana de la Asamblea General de Naciones Unidas, que por tradición se celebra en septiembre en el Palacio de Vidrio de Nueva York, volvió a plantear el antiguo dilema sobre las reales capacidades de la ONU para influir en los conflictos internacionales y para cumplir con su mandato de garantizar la paz, la justicia, el respeto de los derechos humanos y la igualdad en el mundo, luchar contra la pobreza y el hambre, combatir el cambio climático y promover una educación adecuada.
La diferencia en esta edición es que esta pregunta sobre el papel de la ONU se plantea en un momento histórico en el que el mundo parece ir a la deriva, los equilibrios geopolíticos cambian de manera violenta, la guerra en Ucrania sufre una nueva escalada y en Gaza Israel sigue adelante sin preocuparse por los muertos civiles y por las demandas de medio mundo por una tregua.

Más allá de los conflictos allanados por el liderazgo del presidente Trump, la agencia italiana Ansa menciona: “hoy el mundo necesitaría un referente supranacional, un faro para la búsqueda de la paz, la seguridad global y el diálogo internacional”. Esto, de acuerdo a las palabras del secretario general Guterres, quien afirmó que los principios universales de Naciones Unidas de paz y progreso «están cediendo bajo el peso de la impunidad, la desigualdad y la indiferencia».
Añadió que la multipolaridad sin instituciones multilaterales efectivas provoca el caos, “como Europa aprendió por las malas, dando origen a la Primera Guerra Mundial”. Se trata de un llamado dramático, donde convergen una serie de nuevas y preocupantes dinámicas: la guerra de aranceles, el fin del multilateralismo, las nuevas políticas estadounidenses basadas en el neoproteccionismo y el nacionalismo, las enormes dificultades de la relación transatlántica, la debilidad de Europa, la creación de un nuevo frente del sur global liderado por China y Rusia.
Desde hace algunas décadas se habla de la reforma de la ONU, que en esencia es la reforma del Consejo de Seguridad -el órgano ejecutivo de la ONU-donde los cinco miembros permanentes con derecho de veto (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido) a menudo bloquean, con sus vetos, cualquier decisión concreta y resolución.
“Nadie tuvo, en tantos años, la fuerza y la voluntad política para cambiar una institución que refleja un mundo que ya no existe, donde África no está representada, donde el Sur del mundo reclama con razón un lugar y donde Europa está representada por París, que a menudo persigue su propia política exterior, y por Londres, que ya no forma parte de la UE”, publica la agencia italiana.
El resultado está a la vista de todos: el mundo hoy no tiene una organización capaz de hacer respetar el derecho internacional y las reglas de convivencia entre los Estados. Por otro lado, hay ciertos límites también a las demandas que podemos hacer a Naciones Unidas, como Dag Hammarskjöld, secretario general de la ONU en los años 50, había explicado de manera profética: «La ONU no fue construida para llevar a la humanidad al paraíso, sino para evitar que caiga en el infierno».
Fuente: @Ansalatina