En Nueva York, durante la 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente, Santiago Peña, dio un contundente mensaje sobre la importancia de fortalecer la democracia mundial y reformar el sistema multilateral para enfrentar los desafíos actuales. Esta es la tercera vez que el mandatario interviene en este foro internacional.
Peña destacó la creciente polarización y los actos de violencia política en la región y el mundo, calificándolos como una amenaza creciente a la convivencia democrática. Declaró que la violencia política es “inmoral, intolerable y profundamente dañina” y rechazó el autoritarismo, reiterando la necesidad de un compromiso firme con la democracia.
En su discurso, hizo un llamado a defender las libertades y derechos fundamentales, advirtiendo sobre la pérdida de estos en países como Venezuela y Nicaragua. Paraguay, dijo, no puede quedarse en silencio ante restricciones a la información, la libertad de expresión y la competencia política, abogando por más democracia y tolerancia.
El Presidente Peña también puso en relieve la fragilidad de las cadenas globales de suministro y la importancia de preservar la soberanía nacional frente a modelos económicos que podrían debilitar libertades. Recalcó que “no todas las asociaciones comerciales son iguales” y que aceptar inversiones que comprometan la soberanía es hipotecar no solo la economía, sino la democracia.
En el ámbito internacional, reafirmó el compromiso de Paraguay con Israel y propuso un alto al fuego humanitario inmediato en Palestina, con liberación de rehenes y diálogo para una paz sostenible en Medio Oriente. Defensa del reconocimiento de Taiwán en el sistema multilateral fue otro punto relevante de su discurso.
Finalmente, Peña presentó a Paraguay como una potencia media lista para asumir roles clave en la ONU, incluyendo la Comisión de Consolidación de la Paz y el Consejo de Seguridad. Propuso reformas profundas al sistema, como la eliminación del veto y un equilibrio geográfico en la elección del Secretario General para una mayor legitimidad.
El mandatario cerró su intervención con un mensaje de esperanza activa y responsabilidad democrática, instando a defender valores comunes para construir un futuro con más democracia, libertad, justicia y tolerancia. “Ese futuro distinto es posible… construyámoslo juntos para dejar a nuestros hijos y nietos un mundo mejor”, concluyó.