Suenan las campanas de San Pedro, aplausos en la plaza. La fumata blanca ha anunciado al mundo la noticia tan esperada: El 267º Pontífice fue elegido en la quinta votación, el segundo día del cónclave. El nuevo papa es Robert Prevost, el primer pontífice estadounidense en la historia que ocupa el liderazgo de la Iglesia Católica, bajo el nombre de León 14°. El anuncio fue dado a conocer desde el balcón de la basílica de San Pedro.
Fue más rápido de lo que se esperaba, más de lo que había demorado el cónclave del 2013 para elegir a Jorge Mario Bergoglio. La fumata blanca de la chimenea de la Capilla Sixtina se hizo presente a las 18.07 (hora de Roma) ante unas 15.000 personas que se habían congregado en la plaza de San Pedro, donde se escuchaban sonidos de campanas. Así se anunciaba al mundo que ha sido elegido un nuevo Obispo de Roma. Pero, ¿qué ocurrió bajo las bóvedas pintadas al fresco por Miguel Ángel pocos minutos antes.
Según lo establecido y regulado por el Ordo Rituum Conclavis y la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, un cardenal presente en la Capilla Sixtina ha alcanzado la mayoría requerida, y la elección se ha realizado canónicamente. En nombre de todo el Colegio de Electores, el primero de los cardenales por orden y antigüedad —o, si él es el elegido, el segundo—, ha preguntado en latín al elegido: «¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?» Y, apenas recibido el consentimiento, le ha formulado la pregunta: «¿Con qué nombre deseas ser llamado?».
Entonces, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, actuando como notario y en presencia de dos ceremonieros como testigos, ha redactado un documento que certifica la aceptación del nuevo Pontífice y el nombre que ha elegido. El Cónclave, según especifica la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, concluye una vez que el nuevo Papa da su consentimiento a la elección, “a menos que Él disponga otra cosa”. Una vez concluido el rito de aceptación, se queman todas las papeletas y demás documentos utilizados durante la elección, y la fumata blanca confirma ante el mundo que un nuevo Pontífice ha sido elegido.
Luego, prosiguiendo con las normativas del Vaticano, el Papa electo sale de la Capilla Sixtina y entra en la sacristía, conocida como la “Sala de las Lágrimas”. Allí, con la ayuda del Maestro de las Celebraciones Litúrgicas, se reviste con una de las tres sotanas papales ya preparadas.
La primera ceremonia: el homenaje y el “Te Deum”
Al regresar a la Capilla Sixtina, el nuevo Pontífice se sienta en la cátedra y se celebra una breve ceremonia, que inicia con un saludo del cardenal decano del Orden de los Obispos. Luego, el primero de los cardenales presbíteros proclama un pasaje del Evangelio, que puede ser: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” o “Apacienta mis ovejas”. A continuación, el cardenal protodiácono eleva una oración por el recién elegido Sucesor de Pedro.
A continuación, todos los cardenales electores presentes, según el orden de precedencia, deben pasar ante el nuevo Papa para manifestarle su homenaje y obediencia, y entonar juntos el himno del Te Deum, iniciado por el nuevo Pontífice. El esperado anuncio fue pronunciado por el cardenal protodiácono, el francés Dominique Mamberti. Para ello, se dirigió hacia la Logia de las Bendiciones, desde donde se reveló el nombre del nuevo Papa con la fórmula: “¡Os anuncio una gran alegría: habemus Papam!”.
Así, el Papa electo emprendió camino a la Logia, deteniéndose brevemente en la Capilla Paulina para orar en silencio ante el Santísimo Sacramento. Luego hacia la Logia, para dirigir su primer saludo al mundo e impartirá la bendición apostólica Urbi et Orbi.
Fuente: @Vaticannews
Fotos: @ansa.it