El Vaticano publicó un texto del Papa Francisco, escrito para el prefacio del libro del arzobispo emérito de Milán, donde expone su pensamiento. “La misma conclusión de estas páginas de Angelo Scola, que son una confesión sincera de cómo se prepara para el encuentro final con Jesús, nos da una certeza reconfortante: la muerte no es el fin de todo, sino el comienzo de algo. Es un nuevo comienzo”, fueron las palabras del Papa poco antes de su fallecimiento, no sin antes volver a abrazar de nuevo.
“La vida eterna, que los que aman ya experimentan en la tierra, es el inicio de algo que no tendrá fin. Y es precisamente por eso que es un nuevo comienzo, porque experimentaremos algo que nunca hemos experimentado plenamente: la eternidad”, escribió el Papa Francisco para el libro del cardenal Scola, que llegará a las librerías este jueves 24 de abril bajo el título “En espera de un nuevo comienzo. Reflexiones sobre la vejez”.
En otra parte del texto, el Papa Francisco expone su enfoque espiritual: “En los argumentos de este hermano obispo escucho ecos de la teología de Hans Urs von Balthasar y de Joseph Ratzinger, una teología “hecha de rodillas”, impregnada de oración y de diálogo con el Señor”, expresa.
El Papa Francisco también se refirió a la forma en que ha de vivirse la última etapa de la vida, de acuerdo a su propia experiencia: “Es cierto que envejecemos, pero ese no es el problema: el problema es cómo envejecemos. Si vives este tiempo de la vida como una gracia, y no con resentimiento; Si acogemos con sentido de gratitud y de reconocimiento”, dice parte del texto.
El Papa a su enfermero: “Gracias por traerme de vuelta a la Plaza”
Massimiliano Strappetti, el enfermero que una vez le salvó la vida al Papa Francisco al sugerirle la operación de colon y a quien el Pontífice nombró después su asistente sanitario personal en el 2022, se mantuvo a su lado durante los 38 días de hospitalización en el Policlínico Gemelli y las 24 horas del día durante su convalecencia en la Casa Santa Marta.
Strappetti también estuvo con el Papa en la vispera de Pascua, cuando había acudido a la Basílica de San Pedro para repasar el «recorrido» que iba a hacer al día siguiente y asomarse a la Logia de las Bendiciones, el balcón desde donde impartiría la bendición Urbi et Orbi.
El Domingo de Pascua habló ante un público de treinta y cinco mil personas que luego se convirtieron en cincuenta mil. En esa multitud, el Papa quiso dar una sorpresa yendo hasta la Plaza de San Pedro para dar una vuelta en el papamóvil. “¿Crees que podré hacerlo?”, le había preguntado a Strappetti, quien lo tranquilizó.
Así, el Papa Francisco dio el último abrazo a la multitud y en particular a los niños: el primer paseo tras su salida del hospital Gemelli, el último de su vida. Cansado pero feliz, el Papa agradeció a su asistente personal de salud: “Gracias por traerme de vuelta a la Plaza”. Sus palabras revelan la necesidad que tenía el Pontífice argentino de volver a estar en medio de la gente.
Fue el último gesto público que hizo Francisco antes de partir y quedar en la historia como un Papa que hizo del contacto humano directo la característica de su pontificado. Luego, su muerte fue descrita por su entorno como “discreta, casi repentina, sin largas esperas”.
Fuente y fotos: @vaticannews