“Con profundo dolor, hacemos público que nuestro padre, Mario Vargas Llosa, ha fallecido hoy en Lima, rodeado de su familia y en paz”, publicaba ayer Álbaro Vargas Llosa, hijo del escritor. “Deja detrás suyo una obra que lo sobrevivirá”, menciona. Perú decretó “duelo nacional” este lunes, por lo que la bandera se encuentra izada a media asta en todos los edificios públicos del país, instalaciones militares, buques y otras dependencias del Estado, en honor al escritor.
“La presidenta de la república, Dina Ercilia Boluarte Zegarra, y el Gobierno del Perú lamentan profundamente el fallecimiento de Mario Vargas Llosa, escritor universal e insigne Premio Nobel de Literatura. Descansa en paz, ilustre peruano de todos los tiempos”, publicó ayer, 13 de abril, la cuenta de X de la presidencia del Perú.
A causa de una neumonía, Mario Vargas Llosa falleció en Lima, a los 89 años, rodeado de su familia. El escritor deja tras de sí una vasta obra que incluye novelas, ensayos y obras teatrales. Nacido en Arequipa el 28 de marzo de 1936, fue Premio Nobel de Literatura 2010. Fue uno de los principales referentes del “Boom Latinoamericano”, entre cuyas novelas figuran “La ciudad y los perros” y “La casa verde”.
“Si tuviera que resumir hoy lo que Mario Vargas Llosa representó en nuestra cultura, diría lo siguiente: una mezcla entre Gustave Flaubert y Víctor Hugo”, escribe en El País el escritor español Javier Cercas. “De Flaubert, Vargas Llosa tenía la disciplina obsesiva y el extremo refinamiento formal (que combinaba con los de William Faulkner), mientras que de Víctor Hugo poseía la enorme ambición y la abrumadora presencia pública», escribe.
Líderes mundiales y referentes de la cultura lamentan hoy su muerte. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, publicó: “Mario Vargas Llosa fue de Francia, por la Academia, por su amor a nuestra literatura y a lo universal. Con su obra, opuso la libertad al fanatismo, la ironía a los dogmas, un ideal férreo ante las tormentas del siglo. Homenaje a un genio de las letras que tenía aquí una patria”.
Literatura y política
«Cuando hay libertad, la literatura florece y cuando falta, sufre mucho», dijo Mario Vargas Llosa en una entrevista con ANSA en diciembre de 2021. Luego, en 2023, en una posdata de su libro Te dedico mi silencio, el escritor peruano, residente en Madrid desde los años 90, escribió que «una vez terminado este libro» se dedicaría a un ensayo sobre Jean Paul Sartre, quien fue su maestro cuando era joven: «Eso será lo último que escriba».
Como otros autores hispanoamericanos, Vargas Llosa tuvo una activa participación política. Simpatizó con el comunismo en su juventud, pero a partir de la década de 1980 se adscribió al liberalismo y fue candidato a la presidencia del Perú en las elecciones de 1990 por la coalición política de centroderecha Frente Democrático. Perdió la elección en segunda vuelta frente al candidato de Cambio 90, Alberto Fujimori.
Después de las elecciones, se instaló en Madrid, ya que el gobierno de Alberto Fujimori amenazó con quitarle la nacionalidad peruana. Entonces, a petición del escritor, el Gobierno español recibió la ciudadanía española por carta de naturaleza en 1993. En 2011 fue nombrado primer “marqués de Vargas Llosa” por el rey Juan Carlos I de España. Y más recientemente, en 2021 fue elegido miembro de la Academia francesa para ocupar el asiento número 18 de esa institución. Además, Mario Vargas Llosa fue académico de número de la Real Academia Española, elegido por la RAE por su excelencia en el idioma español.
Su última novela
La última novela, corta y melancólica, de Mario Vargas Llosa será publicada en otoño por Supercoralli Einaudi, traducida por Federica Niola. Se trata de Los Vientos, una historia sobre la soledad y el mundo venidero, protagonizada por un anciano, perdido en las calles de un Madrid surrealista, que vaga desesperado en busca de su hogar, mientras los «vientos intempestivos» que produce su cuerpo no le dan respiro.
El premio Nobel de Literatura 2010, Vargas Llosa, exploró el sentimiento de alienación de quienes viven en una época que ya no reconoce el conflicto entre el pasado y el presente, entre el progreso y la tradición. Es esta última novela, los vientos son el símbolo de la decadencia física, pero también de las ideas, viejas, obsoletas, que deben ser desechadas según la percepción de los que vengan después.